viernes, marzo 03, 2006

La puerta


“El ulular del viento se hacía más y más intenso a medida que avanzaba con dificultad por la nieve, los pies entumecidos, las piernas insensibles, la ropa mojada pegada al cuerpo….. La respiración se le hacía insoportable, a medida que boqueaba aire, este penetraba en sus pulmones cual dagas incandescentes. Un dolor punzante se le instalaba poco a poco en el pecho. Sus movimientos eran cada vez más torpes y lentos.
A través de las pestañas congeladas de sus entrecerrados ojos, a través de la nieve cortante que se arremolinaba caprichosa impidiéndole el paso, consiguió vislumbrar una desvencijada puerta en medio de la nada. Pues nada había a su alrededor más que un vacío helado. Instintivamente se dirigió a ella siguiendo llamada. Daba igual que estuviera cerrada, daba igual que no existiera marco ni pared que la sujetara….era su última esperanza.
Con dedos entumecidos consiguió agarrar el picaporte. Dejo caer todo su peso sobre el y la puerta se abrió hacia dentro, haciéndole perder el equilibrio. De pronto se vió precipitada hacia un inmenso vació. La puerta se cerro tras de si.

Silencio. Oscuridad. Tibieza.

Costaba acostumbrarse. Se quedo sentada unos minutos sobre lo que parecía un calido suelo de tierra batida. Tranquila. Sosegada. En paz. Pensó que podría quedarse allí muy quieta durante el resto de su vida. Segura. Arropada por el calor que emanaba del suelo. Poco a poco sus ojos se fueron acostumbrando a la penumbra. De nuevo pudo ver la puerta, esta vez en medio de lo que parecía ser un muro sin fin. Impenetrable, indestructible, protector. Y pensó que jamás la atravesaría. Sin embargo, al cabo de un instante tres golpes, secos, breves y decididos hicieron sonar la aviejada madera: TOC, TOC, TOC. Sus ojos se clavaron el al puerta. Petrificada no pudo reaccionar hasta que de nuevo aquel seco sonido golpeo sus tímpanos. TOC, TOC, TOC! Sigilosa se puso en pie, y se acerco a la puerta. Con la palma de la mano toco la rugosa y tibia superficie de la puerta. Un escalofrío recorrió su espalda, no esperaba que estuviera caliente. Colocó su mejilla sobre la madera y se dejó llevar por todo un torrente de sensaciones contradictorias. Tras la última llamada se había instalado un silencio sepulcral a su alrededor, y una sensación de ahogo y desasosiego comenzó a asaltarla.

TOC, TOC, TOC.

Sin pensarlo dos veces, abrío la puerta.”


Cuando una puerta se cierra….otra se abre. Eso dicen no? Pues bien, creo que a veces debemos armarnos de valor para cerrar y abrir puertas a nuestro antojo. No es fácil pero merece la pena.

Y sí, siempre es difícil cerrar la puerta al pasado y abrir otra al futuro… a veces no nos atrevemos a cerrar la puerta al pasado, por miedo a perder nuestra identidad, por miedo a lo desconocido. Otras veces, conseguimos pegarle un portazo al pasado y sin embargo, no nos atrevemos a dar el siguiente paso y abrir la siguiente puerta….nos quedamos atentos, a la espera… Y sin saberlo se nos escapa el tiempo, y se nos va la vida.

Yo cerré una puerta con la intención de no abrir la siguiente, al menos de inmediato, para poder refugiarme en ese limbo. Pero J me rescató, llamó a mi puerta y siguiendo mi instinto…le dejé pasar. J tuvo el valor suficiente para llamar, pero creo que si no lo hubiese hecho, algo dentro de mi me hubiera impulsado a ir en su busca.

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Gracias por abrir esa puerta.

Gracias por dejarme llamar a esa puerta.

Gracias por dejarme mostrarme tal y como soy.

Gracias por dejarme quererte.

Gracias por existir.

Y sobre todo:

Gracias por el futuro que compartiremos juntos.

Eres mi unico pensamiento las 24 horas del dia.

TE QUIERE:

J.

9:43 a. m.  
Blogger Lala said...

Gracias a ti por darme el valor necesario para enfrentarme a todo lo que llegue!!!

Un beso,

Angel

10:07 a. m.  

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